Papa Francisco recibió en audiencia a los participantes en un encuentro de empresarios latinoamericanos y les recomendó defenderse de “las sombras del mal”.
En su intervención explicó que los temas que preocupan a estos empresarios son los mismos que afectan a todos: trabajo, las migraciones, el cambio climático y el desarrollo humano integral, entre todos.
El Papa argumentó que “ha constatado en este tiempo que esas mismas inquietudes que ustedes se plantean también están presentes en otros puntos del planeta, y por eso el intercambio nos puede ayudar a unir fuerzas para afrontar juntos problemas que en estos momentos son comunes a toda la familia humana”.
Para enfocar todos estos problemas, el Pontífice aboga por “enfocar la labor desde una cultura del encuentro”.
“Los valores de esa cultura son los que inspiran al mundo empresarial para poder defenderse de las sombras del mal, que nos invaden cuando el beneficio a toda costa tergiversa nuestras relaciones, hasta el punto de degradar o esclavizar a las mismas personas”, añadió, explicando que al participar en la cultura del encuentro se participa en “la búsqueda del bien común, contribuyendo así a disipar esas sombras”.
Destacó en su discurso que estos valores tienen consecuencias prácticas: “en los numerosos esfuerzos y sacrificios cotidianos que sus empresas realizan para salir adelante, para lograr capacitar y actualizar a los trabajadores, para evitar conflictos y no llegar al dolor del despido, conscientes también de que detrás de cada trabajador hay una familia, y la entera sociedad”.
La respuesta del Papa Francisco ante las sombras
“Les propongo, por tanto, que sean como los primeros seguidores de Jesús, constructores de redes. De eso trabajaban, para poder pescar. Ellos, para ejercer su oficio de pescadores, necesitaban tejer redes, y redes fuertes y eficaces. Así también ustedes, para poder enfrentarse al mar del mundo y a las tempestades que se presentan, alcanzando la finalidad que se persigue, tienen que estar unidos, creando redes, ayudándose unos a otros”.
“Aquí está la tumba del apóstol Pedro – un experto en tejer y reparar redes – y las huellas de numerosos discípulos del Señor de todos los tiempos que, con su testimonio cotidiano y movidos por la fe, fueron capaces – con la gracia de Dios – de transformar el ambiente en el que vivían a la luz del Evangelio. Que esos ejemplos los ayuden también a ustedes a renovarse interiormente para seguir adelante”.