La Resurrección es el momento más importante de la vida de Cristo. Con ella, adquiere sentido la fe cristiana, porque al resucitar, Jesús ha probado que es Dios. Nos ha rescatado así del pecado y desde ese momento somos hijos de Dios y se nos han abierto las puertas del Cielo. El Hijo de Dios ha muerto y resucitado para salvarnos a todos.
En el Santo Sepulcro, los cristianos veneramos el lugar donde Cristo fue enterrado, pero también donde resucitó. Y eso es lo que da sentido a todo.
En el Evangelio de san Juan, el joven apóstol -que descubrió con sus propios ojos que Cristo ya no estaba en la tumba donde lo habían enterrado- nos explica qué le sucedió a María Magdalena:
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.
(Jn 20, 1)
Después de contar el propio evangelista que él y san Pedro vieron que el cuerpo de Jesús ya no estaba en la tumba, narra qué ocurrió con María Magdalena:
María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro
y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.
Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».
Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.
Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo».
Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir «¡Maestro!».
Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes».
María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.
(Jn 20, 11-18)
Por este motivo, el encuentro de Jesús con María Magdalena ha hecho que a lo largo de la Historia los cristianos tengamos una especial devoción a esta santa, que había llevado mala vida pero se convirtió y Jesús quiso hacer de ella uno de los testimonios de Cristo Resucitado.
Pero, ¿sabemos dónde se encontró Jesús con María de Magdala? En el Santo Sepulcro, en Jerusalén, se venera la piedra como lugar donde yació el cadáver de Jesús. Está en el llamado Edículo, punto central del templo, que es foco de peregrinación.
Capilla de la Aparición
Pues bien, a pocos pasos de la tumba, en el interior del edificio, hay una capilla católica que la tradición señala como el lugar donde María de Magdala se encontró con el Señor Resucitado. Es atendida por la comunidad franciscana que se encarga de la Custodia de Tierra Santa.
La capilla es del siglo IV, cuando el obispo de Jerusalén Macario obtuvo el permiso del emperador Constantino para derribar los templos paganos de la zona y levantar el templo del Santo Sepulcro, sobre el sepulcro de Jesús y el Calvario.
Podemos ver cómo es en su interior la Capilla de la Aparición: