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El pasajero del vuelo UX2006 y la fuerza de sus palabras

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Shutterstock | Tomsickova Tatyana

Pilar Velilla Flores - publicado el 22/10/21

La historia de un viajero que pronunció tres palabras mágicas y actuó como mi ángel de la guarda

Cuando los demás necesitan ayuda es muy típico auxiliar a nuestra manera, muchas veces sin preguntar qué es lo que realmente necesitan. Sin embargo, haciendo uso de tres sencillas palabras se abre una vía de comunicación en la que se invita al otro a exponer el modo en que desea ser socorrido.

Quiero contarte una anécdota personal que me ocurrió hace algunos años, y así desvelarte de qué fórmula se trata.

Una historia personal

Un viaje. Un avión. Ruta Madrid – Barcelona. Hasta aquí todo bien.

Yo volaba a la ordenación sacerdotal de mi primo con mi hijo pequeño de apenas unos meses, pero mi vuelo que salía del aeropuerto Adolfo Suárez de Barajas sufrió un retraso.

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«Viajaba con un bebé, con todo lo que eso conlleva…».

De pronto, nos informaron por megafonía que había una demora de aproximadamente una hora y media. La compañía aérea lo achacó a fallos técnicos en la aeronave.

En ese momento, pensé para mis adentros que había que tomárselo con humor pues mi situación era de lo más cómica: viajaba con un bebé, con todo lo que eso conlleva (carrito, bolsa, maleta, tomas de biberón, etc.) ¿Qué iba a hacer 90 minutos de reloj deambulando por el aeropuerto?

Decidí sentarme en una cafetería a esperar. Menos mal que mi niño se quedó dormido y todo fue más fácil.

Pasado el tiempo, por fin anunciaron que podíamos empezar a embarcar. Sin embargo, para bajar al autobús que nos llevaría al avión había que bajar unos cuantos escalones. Me vi por unos momentos desbordada…

Una frase de gran impacto

De pronto, en medio de mi caos, se me acercó un señor elegante, madrileño. Un caballero que con acento castizo me dijo: “¿Cómo puedo ayudar?”

Así, sin más.

Al principio me descolocó, porque se trataba de un extraño. Sin embargo, al comprobar su buena disposición pasé a indicarle que me ayudara con el carrito en el que iba sentado y atado mi hijo, mientras yo bajaba la maleta y el resto de cosas.

Él viajaba con su esposa. Pero estuvo pendiente de mí todo el tiempo.

Una vez en el avión, cuando el asistente me recogió el carrito para llevarlo al maletero del avión, “mi ángel de la guarda” cargó con mi maleta y me ayudó a acomodarla en el compartimento superior. Al llegar a mi destino no me dejó. Volvió a cargar con mi maleta hasta que me vio organizada. No me dejó un segundo. Incluso sostuvo a mi hijo mientras abría el carrito.

¿No es una delicia?

Años más tarde, en 2018, estas tres palabras fueron el hilo conductor de una serie, New Amsterdam.

La trama ocurre en el New Amsterdam Hospital, en la ciudad de Nueva York, el centro médico público más antiguo de EEUU, al que su director médico, Max Goodwin, acaba de ser designado.

Ryan Eggold
Max Goodwin encarna al protagonista de «New Amsterdam»; es el héroe de la frase.

En medio de pasillos, enfermedades y diagnósticos, Max pronuncia siempre estos tres términos: ¿Cómo puedo ayudar? Y resultan ser maravillosas y la clave para el buen funcionamiento del hospital.

Es un líder que empatiza y tiende la mano a todos sus trabajadores. Sin mandar logra sacar lo mejor de cada uno, consiguiendo llegar a la solución antes de haber generado el problema. Transmite tal pasión por su profesión que dan ganas de enfundarse una bata y transitar con él esos pasillos para preguntar en qué puedes ayudar tú también, aun sin saber de medicina.

Seguramente “mi ángel de la guarda” particular se parezca mucho a Max: atento, servicial, empático, detallista…

¡Qué gusto cuando nos encontramos a personas así! La vida se hace liviana y se allana el camino.

SUNSET
Incorporemos a nuestros días el «¿cómo puedo ayudar?».

¡Qué gusto cuando nosotros somos esa persona! Nos convertimos en persona vitamina, este término que está tan de moda ahora.

Un propósito para todos

Creo que, llegados a este punto, y por la confianza que ya os tengo, queridos lectores, os puedo lanzar una propuesta para el crecimiento personal de cada uno.

Incrementemos nuestro vocabulario y empecemos a decir a nuestro alrededor: ¿Cómo puedo ayudar? Se acabaron los “es que” o los “no puedo que voy liado/a”.

Seamos parte del cambio para un mundo más humano y cercano.

Tags:
ayudagenerosidadpalabrasolidaridad
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