Seguro que les ha ocurrido. Hablan en familia sobre la necesidad de hacer algo y todos están de acuerdo en que sí, «alguien» debería hacerlo. Pero a la hora de la verdad, nadie asume esa responsabilidad, pasan los días y la tarea sigue pendiente.
Todo aspiramos al bien, pero nos cuesta ponerle patas a esa decisión y hacer las cosas ya. El diccionario nos aporta su significado esencial: «osadía, valor».
Decimos que una persona es determinada si muestra con hechos que concentra su energía en llevar a cabo algo y pone el esfuerzo necesario para concluirlo.
La determinación implica fuerza de voluntad y nos ayuda a hacer cosas que de por sí no nos apetecería o no nos gustaría.
Cuando nuestra inteligencia ve que algo es bueno y queremos conseguirlo, la determinación ayuda a que pongamos los medios necesarios hasta lograr el objetivo. Entonces, inteligencia y voluntad se ayudan: cuanto más conozco algo bueno, más quiero poseerlo, y cuando más hago eso bueno, mayor grado de conocimiento tengo.
Hacer actos con determinación nos prepara para cuando llegue en su día una situación costosa y haya que decidir algo que no agrada. ya habremos hecho «músculo» y aquello que nos supone «ir cuesta arriba» parecerá más ligero de sobrellevar.
¿Cuándo un niño aprende a ser determinado?
Cada día de su vida:
Cuando hace un puzzle y no lo deja a medias sino hasta encajar la última pieza.
Cuando aprende a montar en bici (y no repara en intentos fallidos).