Grandes cualidades a sus cortos 23 años de edad cautivaron la atención de empresas extranjeras que le invitaron a hacer vida fuera de Venezuela, sumida en una crisis humanitaria sin precedentes. Eligió quedarse y hoy lidera una extraordinaria cruzada por reconstruir el país
Anhela un “país normal”, uno en el que no necesite trabajar quince días para pagar un almuerzo en la calle, o en el que no tenga que hacer cola para comprar dinero en efectivo… Uno, donde sus compañeros de edad no deban pensar en huir, sino en construir, como él, emprendimientos de todo tipo, impulsados por el liderazgo innato tan propio de quienes saben mezclar cerebro y corazón para ver oportunidades donde el resto ve solo crisis.
Es internacionalista. Estudió en la Universidad Santa María, en Caracas y actualmente coordina una plataforma llamada “¡Pana, Vota!”, algo curioso en una sociedad donde la participación en procesos electorales viciados se han devaluado tan rápido como la moneda.
Su organización juvenil tiene la dura tarea de promover la participación ciudadana, “principalmente entre jóvenes”, aclara, en los procesos electorales venezolanos, los cuales son cada vez más seguidos pero también cada vez menos confiables.
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