Quien tiene un amigo tiene un tesoro, dicen, y tú tienes la suerte de tenerlas a ellas.
Seguramente hayas compartido con ellas todas esas sensaciones que se experimentan al principio delnoviazgo: mariposas, risas, vergüenzas… hasta algún que otro secreto. Ellas también fueron las que recogieron todas esas lágrimas de los enfados -algo tontos reconócelo- que tuviste con él. Estoy segura de que incluso hicisteis “terapia” porque tú estabas muy dolida y triste. Quién mejor que ellas para escucharte, entenderte y calmarte ¿verdad?
Y ahora, quieres compartir con todas la gran noticia. Un hecho anunciado, ciertamente, porque todas se lo esperan, pero sientes la necesidad de que sea algo especial y un momento muy vuestro.
Porque ellas han estado siempre a tu lado, en lo bueno y en lo menos bueno, y en lo que a tu relación se refiere, también, desde el principio. Por eso, éste momento, uno de los más importantes de tu vida, quieres hacerlas partícipes de él. Las quieres contigo en los preparativos, en las citas, en los previos y, claro, en el altar como testigos de tu día y Damas de Honor.
Quien tiene un amigo tiene un tesoro, dicen, y tu tienes la suerte de tenerlas a ellas.
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