Durante tres días: 1, 2 y 3 de febrero, aproximadamente 130 “diablos" recorren las calles de Almonacid del Marquesado (Cuenca) y sacan en procesión a los Santos, dedicándoles danzas y saltos.
Una tradición antiquísima, de la cual no se conoce el origen, aunque se sabe que está enraizada con en las celebraciones de San Blas (3 de febrero) y la Candelaria (2 de febrero). Dos festividad, con distintas leyendas y explicaciones, en la que parece residir el origen de estos diablos, ataviados con trajes de llamativos colores y grandes cencerros colgados a la espalda.
La explicación histórica más plausible se encuentra en la cristianización de la celebración “lupercal” romana. El Papa Gelasio I fue quien prohibiría esta celebración pagana y los pobladores de aquellas tierras lo transformarían en procesiones con letanías y candelas. Lo pagano y lo cristiano se unen y se hace presente con el origen de estos diablos. Pero hay otras explicaciones.
Explicación candelaria
La leyenda de la localidad dice que, al nacer Jesús, la Virgen debió cumplir con el precepto judío y presentar al niño en el templo a los cuarenta días de su nacimiento. Según cuentan en esta fiesta, los diablos, “un grupo de hombres con vestimentas llamativas, burdas, estrafalarias, y con unos ruidosos cencerros, tendrían como objetivo desviar la atención del público para que la Virgen pudiese cumplir con el precepto sin vergüenza y sin sufrir miradas maliciosas”.
Explicación de San Blas
Según cuenta la leyenda, un pastor de Almonacid del Marquesado encontraría enterrada la imagen de San Blas y surgiría una disputa con el cercano pueblo de Puebla de Almenara por la posesión de esta imagen. Finalmente unas mulas decidirían donde quedaría la imagen y los pastores, llenos de alegría comenzaron a hacer sonar los cencerros, dando así comienzo la Endiablada. Los diablos no serían otra cosa que los pastores ataviados con estrafalarias vestimentas.
Fiesta actual
Sea cual fuere su comienzo histórico y su significado real, la fiesta en Almonacid del Marquesado sigue estando presente, año tras y año y siglo tras siglo. Una devoción popular muy original para festejar dos fiestas unidas en el Calendario (Candelaria y San Blas).
Digno de presenciar son los atuendos de los diablos con sus cencerros que suenan y atruenan las calles, las danzas de paloteo, las castañuelas y las poesías a la Virgen y a San Blas. Una curiosa celebración donde los diablos rinden pleitesía a la Virgen y San Blas y corren hacia la imagen con los brazos abiertos, corriendo en círculos y haciendo sonar sus cencerros alrededor de ella.