Tener amigos es una manera muy especial de amar, porque se comparte la vida de una forma distinta que con la familia o la pareja, por eso también podemos ser santos con las buenas amistades. Aquí tienes algunos consejos para lograrlo.
1Inspírate en Jesús
El mejor modelo en todas las relaciones interpersonales es Jesús, fue el amigo que todos querían tener cerca para todos los que convivieron con Él, no querían dejarlo solo, lo invitaban a sus casas, lo amaban intensamente por ser Él, por eso, piensa, cuando se te presenta una dificultad o debes tomar una decisión con respecto a algún amigo, ¿cómo se portaría Cristo en esta situación? y haz tú lo mismo.
2Ten conversaciones profundas
Hablar debe ser un acto libre y respetuoso cuando se trata de los amigos, pero también puede ser una oportunidad para crecer mutuamente por el tipo de conversaciones que se tienen con quienes convivimos, pues nos ayudan a conocer mejor a la otra persona y sentirnos confiados porque abrimos nuestra mente y corazón.
3Evita criticar
Evitemos criticar a los demás, las conversaciones ociosas no solo no construyen, sino destruyen, no solo a la persona de la que se habla, también se afectan los criticones porque dice la Escritura: “de la abundancia del corazón habla la boca” (Lc 6,46).
4Comparte conocimiento
El que más sabe, más responsabilidad para compartir tiene; de la misma manera, si tenemos amigos que han estudiado, o nosotros somos esa persona, compartamos nuestros conocimientos entre nosotros mismos y usémoslos para ayudar a la comunidad, porque “se gana más al dar que al recibir” (Hech 20, 35) .
5Actividades espirituales
Conocernos profundamente con nuestros amigos nos llevará a interesarnos en nuestro mutuo crecimiento espiritual, por eso, bien podemos organizar momentos en los que compartamos vivencias que nos acerquen a Dios, tales como retiros, pláticas, películas edificantes, etc. La creatividad es el límite.
6Asistan a Misa juntos
No hay mejor lugar de encuentro que la santa Misa, si pueden ir juntos, su amistad crecerá inmensamente, porque estarán involucrando al Rey de reyes en su relación. Jesús mismo nos lo hizo saber: “Ya no los llamo siervos, ahora los llamo amigos” (Jn 15,15).
7Animar en Cristo
Dice el refrán que “en la enfermedad y en la cárcel se conoce a los amigos”, animarnos mutuamente en Cristo será siempre un gesto invaluable de amistad, porque en los buenos tiempos están todos, pero en las malos, solo los verdaderos amigos perseveran.