En el tiempo de Pascua vuelve a cantarse el Aleluya en la Iglesia, después de omitirse durante el tiempo penitencial de la Cuaresma.
Esta palabra hebrea -Aleluya-, que permanece en la Misa latina, es una exultación de alegría originalmente cantada solo en el tiempo pascual.
Literalmente, esta invitación a volverse al Señor significa “alabado sea Dios”.
Muy presente en los salmos, hoy es sobre todo el canto que introduce el Evangelio, excepto en Cuaresma.
Este ayuno, esta privación de un canto habitual, tiene como objetivo hacernos desear más intensamente… ¡y tomar conciencia de lo que significa!
En sustitución de “aleluya” durante los cuarenta días que preceden a la Pascua, algunos utilizan otra palabra de origen bíblico: “maranatha“.
“¡Ven, Señor!”, decimos entonces, como san Pablo en la primera carta a los Corintios (1 Cor 16, 22), esperando con impaciencia el regreso de Cristo en la gloria, la victoria de Jesús sobre la muerte después de su pasión.
Hosana
Otra palabra hebrea para la Misa, pronunciada en medio del Sanctus: “hosanna”, “por favor, salva”.
La palabra como tal no está en la biblia hebrea , pero una expresión muy cercana se encuentra en el Salmo 117: “Señor, danos la salvación”.
Usado en el judaísmo para la fiesta de las tiendas, la liturgia católica ha retomado su uso -como el de las palmas- para celebrar la entrada solemne de Jesús en Jerusalén que probablemente tuvo lugar en ese día. La ocasión de aclamar al mesías esperado y prometido por Dios.
En el Sanctus de la Misa, justo antes de la oración de consagración, esta petición urgente apela así al Salvador.
Amén
Más común aún es la palabra “amén” que, al final de las oraciones, manifiesta tanto la adhesión como el deseo de que se realicen las cosas aprobadas.
Emmanuel
Por no hablar del más común de todos, pero que quizás hemos olvidado: Emmanuel, “Dios con nosotros”; que es también Jesús, “Dios salva”.
Como si Cristo (palabra griega esta vez), tuviera un nombre navideño y un nombre pascual, Él, que a través de su encarnación, su pasión y su resurrección, nos abre las puertas de la vida eterna.