El terremoto de Turquía abre heridas cada vez que conocemos las cifras. Vamos por 20.511 muertos y más de 75.000 heridos, según las cifras oficiales.
Los cadáveres se amontonan en cualquier pasillo de hospital o en un lugar de cada población donde los supervivientes tratan de dar dignidad a la muerte de sus más cercanos.
Las posibilidades de encontrar a alguien con vida después de que han transcurrido más de 72 horas desde el suceso son altamente escasas.
Y, sin embargo, ayer un equipo de salvamento en la provincia de Hatay, en la zona más al sur de Turquía, logró sacar de los escombros a un bebé de 20 días. Estaba con vida, lloraba y se movía, con algunos moratones en su cuerpecito. Con su mano derecha agarraba fuertemente algo.
Era un mechón de pelo de su madre.