“Todo ser humano, más allá de cualquier condicionamiento, desde su concepción hasta su muerte natural, es siempre un bien para la humanidad y un don de Dios, creado a su imagen y semejanza, que debe ser acogido, protegido y amado”, así comienzan los obispos de Castilla y León su nota recordando los principios de la Iglesia ante el tema de vida y la mujer embarazada.
Quieren salir así al paso de la polémica suscitada en esta Comunidad Autónoma tras la propuesta de un protocolo médico en favor la vida.
“Queremos estar cerca de las mujeres embarazadas que atraviesan circunstancias no deseadas o difíciles de tipo personal, familiar, laboral, económico o de cualquier índole, y ponernos a su servicio”, afirman los obispos que les recuerdan “que no están solas en sus dificultades y que pueden contar con toda la ayuda que podamos prestar desde los organismos eclesiales y de ayuda a la mujer gestante”.
En su nota niegan que pueda considerarse el aborto como un derecho “pues niega de raíz la vida, fundamento de la dignidad humana que sostiene todos los demás derechos” y muestran su opinión ante la idea de ofrecer un período de reflexión y proporcionar información sobre alternativas al aborto: “permiten a la mujer gestante contar con elementos necesarios para ponderar sus decisiones”.
También tienen palabras para los profesionales sanitarios “pueden ejercer el derecho fundamental de objeción de conciencia sin sufrir la estigmatización que supone el ser obligados a inscribirse en una lista de objetores” y muestran la importancia de los padres ante el embarazo de una menor: sin la patria potestad, “la hace vulnerable y la deja sola ante una situación tan complicada”.
De igual manera, los obispos piden “un amplio diálogo social, sosegado y racional, partiendo de la realidad, con la participación de los diversos ámbitos que configuran la sociedad, más allá de posicionamientos ideológicos o partidistas y con la ayuda de los conocimientos proporcionados por la ciencia y la antropología”.
“De este modo podremos considerar adecuadamente las cuestiones esenciales en torno al inicio de la vida humana, la gestación y la maternidad y ver el modo de superar sus desafíos y dificultades”, expresan: “Lo cual lleva consigo el compromiso esencial de reconocer, promover y proteger siempre la vida de todo ser humano, desde su inicio en el seno materno hasta su fin natural, custodiando su dignidad como un bien esencial que constituye el fundamento del bien común y de la sociedad”.