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El Papa acarició el brazo de Lidia sobreviviente de Auschwitz

POPE AUDIENCE

Antoine Mekary | ALETEIA

Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 27/01/22

En vísperas del Día Internacional de Recuerdo de las víctimas del Holocausto, el pontífice realiza gesto para “no olvidar”

El papa Francisco hizo un llamamiento por el Día Internacional de Recuerdo de las víctimas del Holocausto que se conmemora el 27 de enero. 

«Esta indecible crueldad no debe repetirse jamás”, dijo el Pontífice antes de su encuentro con la sobreviviente Lidia Maksymowicz tras la audiencia general del miércoles que se ha celebrado en el Aula Pablo VI.

El papa Francisco en varias ocasiones ha rechazado el antisemitismo. Por eso, ha considerado importante recordar ante los fieles y peregrinos del mundo «el exterminio de millones de judíos y de personas de diversas nacionalidades y credos religiosos”.

Francisco hizo un llamamiento a los educadores y a las familias para que promuevan valores de fraternidad y cercanía en los más jóvenes por una “conciencia de esa página oscura de la historia”.

Entretanto, insistió en que el Holocausto no debe olvidarse “para que se pueda construir un futuro en el que no se vuelva a pisotear la dignidad humana”. 

En este contexto, el Papa volvió a encontrarse en el aula Pablo VI del Vaticano con Lidia Maksymowicz (82 años), superviviente polaca de Auschwitz. El Papa volvió a acariciarle el brazo donde aún está tatuado su número de prisionera «70072».  «El beso del Santo Padre me fortaleció y me reconcilió con el mundo», dijo Maksymowicz a Vatican News.

LIDIA MAKSYMOWICZ

La niña que no sabía odiar 

Para no olvidar Lidia recientemente ha publicado el libro, La niña que no sabía odiar (Ed. Solferino, pag. 208, 2022), junto con el periodista italiano, Paolo Rodari, para sensibilizar a las jóvenes generaciones en Italia sobre la deriva del odio racial y religioso. 

«Cuando voy a ver a Mengele me duermen, así que cuando salgo no recuerdo exactamente lo que pasó. Me despierto y es mi cuerpo el que habla y me lo dice». Escribe Maksymowicz que tenía tres años cuando ella y su madre entraron en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. 

La pequeña durante trece meses sobrevivió en ese infierno, en los barracones para infantes: una de las pequeñas «cobayas» de los experimentos del Dr. Josef Mengele. El llamado “ángel de la muerte”, reconocido por sus experimentos inhumanos y sádicos contra los prisioneros. 

El libro narra también de la madre de Lidia, católica, que se había unido a la Resistencia bielorrusa desde los primeros días: una chica con una hija pequeña que había decidido esconderse y oponerse a la barbarie nazi. 

Los bosques de Bielorrusia son la última luz que recuerda Lidia, antes de la oscuridad de Auschwitz. Salió de Auschwitz en enero de 1945, tras la liberación, de la mano de una mujer que no era su madre: una polaca sin hijos que decidió adoptar a uno de los «huérfanos» que quedaron solos en un campo sembrado de cadáveres. 

El odio no ha terminado 

Paolo Rodari ayuda a Lidia a organizar esos recuerdos de una infancia inusual. Ella no supo odiar y quería contarlo. Noches enteras despierta de sobresalto pensando que su verdadera madre aún estaba viva y la busca. Al final como un milagro la encuentra. 

El texto es un testimonio de esperanza. Del campamento, Lidia recuerda el silencio: dientes apretados, ocupados en sobrevivir, sin poder permitirse ni siquiera una emoción. Hoy ha vuelto a encontrar su voz y ha decidido dedicar su vida a gritar: nunca más. 

Lidia explica en el libro que todo puede volver a suceder. Por eso no deja de visitar escuelas y contar su historia a los jóvenes. «Antes de que se abrieran los campos, ¿cuál era el error? Dando ciudadanía a palabras de hostilidad que estaban fuera de toda lógica, pero que de repente se consideraban legítimas. Esto sigue siendo así hoy en día. Volvemos a admitir palabras que huelen a odio, a división, a cerrazón. Cuando los oigo en boca de los políticos, pierdo el aliento”.

LIDIA MAKSYMOWICZ

Recuerdo de las víctimas del Holocausto

El Día Internacional de Recuerdo de las víctimas del Holocausto conmemora el aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz al final de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Se calcula que 1,3 millones de personas fueron enviadas a Auschwitz, donde murieron más de un millón de prisioneros, entre ellos 960.000 judíos, así como gitanos, soviéticos, polacos y otros prisioneros de guerra europeos.

Agravio y vergüenza 

El 13 de septiembre de 2021, el Papa se reunió con representantes de la comunidad judía de Eslovaquia para recordar a las 100.000 víctimas del régimen nazi en ese país. El Papa manifestó su vergüenza ante la comunidad judía eslovaca por la violencia antisemita y religiosa que sufrieron: “El nombre de Dios fue deshonrado. En la locura del odio, durante la segunda guerra mundial”. 

“Aquí el nombre de Dios fue deshonrado, porque la peor blasfemia que se le puede causar es la de usarlo para los propios fines, más que para respetar y amar a los demás”, dijo el Papa en la Plaza Rybné námestie de Bratislava, símbolo de la historia del pueblo judío, marcada “por este agravio trágico e indescriptible”. 

Papa Francisco ha visitado Auschwitz. Unas imágenes que merece la pena recordar

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