Desde la predicación hasta el activismo político, los católicos pueden solidarizarse con las personas con trastornos
No hace falta ser psiquiatra para ayudar a las personas con enfermedades o trastornos mentales. Hace falta sensibilidad y recursos de salud mental en la Iglesia católica para apoyarlas más. Lo afirma el diácono Tom Lambert, fundador de la Comisión Arquidiocesana de Chicago sobre Enfermedades Mentales.
“Mi hija mayor tiene una enfermedad mental”, explica Lambert en una entrada del blog Diácono, diaconado, diakonia. “Y después de que le diagnosticaron, una de las primeras cosas que mi esposa y yo hicimos fue buscar recursos de salud mental en la Iglesia. Pero no había ninguno, especialmente en Chicago. Y cuando conocimos a otros que estaban preocupados por la misma necesidad, decidimos que teníamos que hacer algo“.
Por eso, Lambert ayudó a fundar la Comisión Arquidiocesana de Chicago sobre Enfermedades Mentales y el Consejo de Discapacidades Mentales de la Asociación Nacional Católica sobre Discapacidad y tras 25 años continúa trabajando en ello.
Según el blog del diácono Francis, “una de cada cuatro personas se enfrenta a una enfermedad mental en un año determinado. Para 1 de cada 22 personas, esa enfermedad es persistente y crónica. Estas personas están en nuestros bancos, en nuestros vecindarios y en nuestras familias. Estas son las personas a las que necesitamos cuidar”.
“Debido a que la enfermedad mental es tan estigmatizante, las personas sienten que están pasando por esto solos -continúa-. Mostrarles que hay quienes los aceptan por lo que son y por lo que están pasando y los aman por lo que son, es el último don espiritual que podemos traer“.
Y añade, “una de las cosas más sanadoras que podemos hacer como personas de fe es escuchar a los demás, escuchar lo que están pasando y satisfacer sus necesidades espirituales”.
Según Lambert, “la Iglesia no está tratando de proporcionar servicios en sí misma, sino de apoyar a las personas que buscan estos servicios”.
Su experiencia es inspiradora. Al impartir talleres en distintos lugares de Estados Unidos, algunas personas le han dicho haber escuchado sermones sobre los males de los medicamentos o a sacerdotes que visitaban en el hospital a personas que han intentado suicidarse decir que paren su comportamiento porque es malo.
“Estas historias pueden no ser comunes -declara Lambert-, pero solo se necesita una mala reacción para crear muchos problemas y muchos malentendidos. Se reduce a una falta de comprensión y compasión. La Iglesia está llamada a no actuar por ignorancia, sino a ver la vida de las personas a través de sus propios ojos”.
Lambert propone tres cosas para evitar malentendidos de este tipo en la Iglesia: conciencia, aceptación y acompañamiento.
“Comienza con la conciencia: educar a las personas sobre qué es una enfermedad mental para desestigmatizarla. “Es el momento de comenzar a construir rampas que permitan a las personas sentirse seguras y capaces de hablar sobre salud mental para que sepan que la Iglesia es un lugar que comprende”.
“Esto sucede a través de artículos de boletines, predicaciones y preparación de ujieres y saludadores -concreta-. Todo esto da la bienvenida a la gente a la Iglesia y abre una parroquia para tener conversaciones”.
“El segundo paso es la aceptación: aceptar a las personas por lo que son. La mayor parte del tiempo solo queremos aceptar a las personas como queremos que sean, no por lo que realmente son”, dice.
“Necesitamos entender que hay personas que tienen limitaciones y darles la bienvenida. Si las personas toman medicamentos, por ejemplo, a veces puede afectar su energía o sus capacidades”.
“Lo tercero es acompañar a las personas. Los feligreses no tienen que ser psiquiatras, pero todos tenemos un llamado espiritual para estar con las personas”.
El blog del diácono Francis ofrece 12 maneras como pueden apoyarse a las personas con enfermedades mentales:
1. Apoyar a las personas
2. Infórmese sobre los recursos disponibles en su comunidad.
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