El camino que, de acuerdo a una milenaria tradición, el apóstol Santiago recorrió a través de la Península Ibérica antes de volver a Jerusalén –donde moriría mártir-, contrario a lo que podría pensarse, es cada vez más popular.
Así como los musulmanes peregrinan anualmente a La Meca, y judíos suelen visitar el Kotel (esto es, el Muro de los Lamentos), los católicos recorren la ruta compostelana, en números nada despreciables, que han seguido creciendo año tras año.
A excepción del año jubilar Xacobeo 2010, en el que recibió a 272.412 personas, el año 2015 había sido el año en el que la Oficina del Peregrino de la Arquidiócesis de Compostela había sellado más credenciales: 262.379 en total, registrando un aumento de más de 10% con respecto a 2014. Ahora, en 2016, el número ha sido rebasado nuevamente por casi diez mil nuevos visitantes: este año, el Camino ha visto pasar 272.434 peregrinos.
Según la nota publicada en el diario ABC de España, el Jubileo de la Misericordia “ha producido numerosos frutos para el Camino de Santiago”, no sólo desde el punto de vista turístico –en el aumento de visitantes y peregrinos- sino también en el pastoral.
Si bien muchos habitantes de los pueblos de la ruta –amén de las muchas agencias de viajes que sacan provecho del peregrinaje- ven en ella un recurso económico constante, la Iglesia procura recordar que el Camino es eminentemente una peregrinación religiosa.
En palabras del arzobispo de Santiago, Julián Barrio, “el Camino es ante todo y sobre todo un camino de fe. No excluyo otras dimensiones, pues el hombre es quien hace el Camino y el necesita entornos culturales, sociales y económicos. El Camino no va a morir de éxito, pero puede morir por inanición si se pierde la vertebración espiritual, si se pierde su alma. Tenemos que estar atentos”.
Hemos querido ofrecerte la posibilidad de hacer un especial peregrinaje a la catedral de Santiago, recorriendo un camino virtual. Sólo tienes que hacer clic en esta postal, y compartirla en tus redes sociales.